Poltergeist

Un Poltergeist es un espíritu generalmente travieso, pero que a veces también se comporta malignamente, y que se manifiesta por medio de ruidos, moviendo objetos de lugar y agrediendo a personas y animales.

Su conocimiento masivo se dio a causa de la película «Poltergeist», que trata sobre un hecho real de este fenómeno. La palabra «poltergeist» proviene del alemán poltern, «golpear», y geist, «espíritu». Algunos casos de poltergeists no han sido explicados y pueden implicar la presencia de verdaderos espíritus…
En otros casos, el fenómeno parece ser ocasionado por la psicokinesis (PK) subconsciente de una persona.

Los fenómenos poltergeist más frecuentes son las lluvias de piedras, de polvo y de otros objetos pequeños; lanzamientos y desplazamientos de objetos (incluyendo muebles pesados); ruidos intensos, alaridos, luces extrañas, apariciones y olores fétidos. Los poltergeists se han adaptado al desarrollo tecnológico y son capaces de interferir los teléfonos y otros equipos electrónicos, y de encender y apagar las luces y otros aparatos eléctricos. Se dice que ciertos poltergeists pellizcan, muerden, golpean y hasta agreden sexualmente a las personas que los experimentan.

La actividad de los poltergeists por lo general comienza y termina de manera abrupta. Un episodio típico puede durar de varias horas a varios meses, e incluso se ha informado de algunos que se prolongaron durante varios años. La actividad ocurre casi siempre de noche, cuando alguien está presente, generalmente un «agente», que es la persona que parece servir como foco o imán de la actividad. El agente es un factor en la mayoría de los casos, tanto de los que parecen paranormales como de los que pueden ser provocados por la PK humana. Los agentes son casi siempre mujeres de menos de veinte años.

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Desde la antigüedad se viene informando en todo el mundo de disturbios provocados por los poltergeists. A finales de los años ’70, los parapsicólogos Alan Gauld y A. D. Cornell llevaron a cabo un análisis mediante computadoras de quinientos casos ocurridos en todas partes del mundo desde 1800. Los investigadores identificaron 63 características generales, entre las que se contaban: el 64% de los casos había consistido en movimientos de objetos pequeños; el 58% fueron más intensos por la noche; en el 48% hubo objetos golpeados; el 36% consistió en el movimiento de objetos de gran tamaño; el 24% duró más de un año; en el 16% hubo comunicación entre el poltergeist y el agente: en el 12% hubo abrir y cerrar de puertas y ventanas.

Con anterioridad al siglo XIX, la culpa de las manifestaciones de los poltergeist recaía en el diablo y otros demonios, así como en las brujas y los fantasmas de los muertos. El análisis GauldCornell descubrió que sólo un 9% de los casos fueron atribuidos al diablo, el 7% a las brujas y el 2% a los espíritus. La mayoría de los casos atribuidos a demonios y brujas ocurrieron en países no occidentales. La actividad de los poltergeists en las sesiones espiritistas se atribuye a los espíritus.

El desarrollo a fines del siglo X1X de la investigación de los fenómenos psíquicos permitió estudiar científicamente el fenómeno. Entre los primeros investigadores del mismo se contaban dos fundadores de la Society for Psychical Research (SI’R), sir William Barrea y Frederic W. H. Myers. Este último creía que algunos casos de poltergeists eran auténticos, y observó que los poltergeists eran distintos de los fenómenos de apariciones de fantasmas.

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En los años ’30 del presente siglo, el psicólogo e investigador psíquico Nandor Fodor elaboró la teoría de que algunos disturbios de poltergeists no eran causados por los espíritus, sino por agentes humanos que sufrían de una intensa ira reprimida, hostilidad y tensión sexual. Fodor tuvo éxito en demostrar su teoría en varios casos, incluyendo el famoso del «Thornton Heath poltergeist», ocurrido en Inglaterra, que Fodor investigara en 1938. Se trataba de una mujer cuyas represiones provocaron un brote de fenómenos poltergeists y, al parecer, el ataque de un vampiro. Fodor fue duramente criticado por los espiritualistas, a los cuales ganó un pleito por calumnias difundidas en uno de sus periódicos.

Las investigaciones de William Roll, director de proyectos de la Psychical Research Foundation de Durham, Carolina del Norte, han corroborado la teoría de la disfunción psicológica. En los años ’60, Roll comenzó a estudiar los informes escritos sobre 116 casos de poltergeists ocurridos a lo largo de cuatro siglos y en más de cien países, y pudo identificar la repetición de lo que él llamó «psicokinesis espontánea recurrente» (PKER), que son efectos materiales espontáneos y explicables. También descubrió que el agente más frecuente era un niño o adolescente cuya I’K involuntaria constituía una manera de expresar su hostilidad sin temor a ser castigado. La persona generalmente ignoraba que era la causa de los disturbios, pero secreta o abiertamente se alegraba de ellos.

Otros investigadores han descubierto que los agentes se encuentran a menudo en malas condiciones de salud mental o física y que por ello son vulnerables a las tensiones. Los pacientes con tensiones emocionales no resueltas han sido relacionados con casas en las que ocurrieron disturbios poltergeists. Al estudiar las personalidades de los agentes, los psicólogos han descubierto reacciones de ansiedad, histeria de conversión, fobias, manías, obsesiones, reacciones disociadoras y esquizofrenia. En algunos casos, la psicoterapia hace desaparecer los fenómenos poltergeists.

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La teoría de la disfunción psicológica ha sido impugnada por otros investigadores, entre los que se incluyen Gauld y Cornell, que afirman que las pruebas psicológicas empleadas carecen de validez. El psiquiatra Ian Stevenson ha sugerido que los espíritus pueden ser responsables de más casos de poltergeists de lo que se piensa. Al estudiar varios casos atribuidos a los agentes y los espíritus, Stevenson observó la existencia de notables diferencias entre ellos. En los casos de los agentes, los fenómenos carecían de finalidad y fueron a menudo violentos, mientras que en los de los espíritus hubo comunicaciones inteligentes, movimientos intencionales de objetos y escasa violencia.

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