Embarazo

Estefanía, una mujer joven de 24 años se enteró después de 2 meses que estaba embarazada, al contrario de cualquier madre que estaría feliz de la vida, ella se sentía desgraciada.

Pensaba en lo horrible que se iba poner conforme le fuera creciendo la panza y que su esposo ya no desearía estar con ella después de convertirse en un hipopótamo.

En vez de decirle palabras dulces al bebé que estaba creciendo en su vientre ella diario le deseaba la muerte.

Todos los días repetía una frase:

«No quiero que nazcas, por favor no nazcas».

Un día la visitaron 2 amigas de la infancia para felicitarla por la buena noticia.

Ella extrañada porque tenía tiempo que no las veía las cuestionó cómo se habían enterado.

Ellas le dijeron que su esposo había hecho una publicación en Facebook e incluso subido un vídeo en su perfil diciendo lo feliz que estaba de que iba a ser papá.

Estefanía no pudo controlar su ira y apretó el vaso de vidrio que sostenía en su mano con tanta fuerza que lo rompió causándose daño así misma y gritó: ¡¡¡Ojalá que se muera este engendro del demonio!!!

Sus amigas al ver que estaba sangrando acudieron para intentar ayudarla, pero ella enojada les dijo: ¡Quítense, sólo estorban! ¡Lárguense de mi casa!

Sus amigas para no causar más problemas se retiraron y Estefanía se encerró en la habitación.

Cuando su esposo llegó del trabajo Estefanía no espero ni siquiera que cenara.

En cuanto escuchó que abrió la puerta bajó las escaleras para reclamarle.

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Gabriel cansado por el trabajo le pidió que se tranquilizara, pero Estefanía estaba vuelta loca y no entendía de razones.

Ella seguió diciéndole cosas mientras le golpeaba el pecho hasta que Gabriel reaccionó y le soltó una cachetada y de manera fría le dijo: Ni se te ocurra matar a mi hijo, ya me dijeron tus amigas lo que planeas, pero no te lo voy a permitir.

Estefanía pensó que estaba bromeando y soltó una carcajada.

Gabriel permaneció en silencio y se retiró para encerrarse en una de las habitaciones que estaban reservadas para los huéspedes.

A la mañana siguiente ambos desayunaron juntos, pero en silencio.

Cuando Gabriel se retiró para ir a trabajar a Estefanía le entraron deseos de deshacerse del bebé, por lo que decidió mandarles un mensaje a sus amigas para pedirles recomendaciones de clínicas clandestinas donde se practicara el aborto.

Una de ellas le dijo que eso era muy peligroso y que podría perder la vida, sin embargo a Estefanía poco le importaba eso, ella lo que más deseaba era deshacerse de su hijo y ser libre como un pájaro.

A pesar de las advertencias de sus amigas y las consecuencias que el proceso podría tener Estefanía estaba dispuesta a asumir el riesgo, por lo que decidió salir en ese momento de la casa en dirección a una clínica clandestina, pero nada la preparó para lo que estaba por venir.

En cuanto abrió la puerta se encontró con su esposo.

Éste la miró de manera extraña y le preguntó qué planeaba hacer.

Estefanía hizo lo que cualquier mujer inteligente hubiera hecho en su lugar: Mentir.

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– Voy de compras – respondió

– ¿De compras? – Dudó Gabriel

– Sí, de compras, ¿Por qué?

– Porque siempre te llevas tu bolsillo y no lo veo por ningún lado

– Ah cierto – contestó Estefanía con una voz quebrada.

Gabriel se quedó un rato en silencio hasta que dijo:

– No te creo.

En ese momento hizo una señal con el dedo y entraron 2 sujetos para sostener a Estefanía y atarla de manos y pies.

Estefanía asustada preguntó si le iban a hacer daño.

Gabriel movió la cabeza que no, pero le dijo que estaría atada y vigilada con las cámaras de la habitación hasta que recapacitara con la idea de abortar.

Pasaron los meses hasta que llegó el día en que Estefanía dió a luz, al ver a su hijo al contrario de lo que podría pensarse, le causó ternura…

Desde ese momento por alguna extraña razón le nació el instinto maternal, pues cuidaba con mucho cariño y esmero a su hijo.

Conforme el niño fue creciendo sus padres se percataron que era muy inteligente, ya que aprendía demasiado rápido y todo lo resolvía inmediato, incluso aquello que parecía complejo.

Cuando el niño cumplió 6 años mientras Estefanía manejaba de regreso a casa en medio de la lluvia le reclamó algo que ella ni su esposo le habían comentado nunca.

– ¿Por qué me decías cosas tan feas cuando estaba en tu pancita?

A Estefanía le empezó a latir el corazón a mil y no entendía lo que estaba pasando, perdió el control del volante y el coche se volteó

Minutos después ella falleció, pero horas después cuando ambos fueron encontrados, sólo Estefanía estaba muerta, el niño no tenía ningún rasguño.

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Autor: Guillermo Castro.

 

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