El origen de Frankestein

Frankenstein como ya vimos en esta entrada de nuestra web es un personaje de ficción descrito que por primera vez en la novela de Mary Shelley, “Frankenstein o el moderno Prometeo” publicada en 1831. Es un ser creado a partir de partes de diferentes cadáveres. La vida le es impregnada por Víctor Frankenstein (su creador) durante un experimento. El personaje ha tenido mucha influencia en la cultura popular y ha servido de base para la creación de otros personajes de novelas, cómics, series televisivas y películas.

Frankestein en la novela

A Frankestein se le describe como una criatura humanoide de mas de dos metros de altura. Se especifica que su creador se valió de fragmentos de cadáveres procedentes de las salas de disección, patíbulos y mataderos.

Inmediatamente después de nacer, es capaz de ponerse en pie, de caminar y de usar ropas: es pues, en contra de lo que habitualmente ha mostrado el cine, un ser bastante inteligente. Además es muy sensible y emocional, anhela la compañía y el afecto y su único objetivo es compartir su existencia con otro ser dotado de sentimientos, semejante a él. Es muy elocuente y articulado, llegando a hablar y a escribir con gran corrección en francés, y posiblemente también en alemán y en inglés. Admira la belleza, y su mayor placer es ver «las flores, los pájaros y todas las alegres galas del verano»​ Tiene inclinaciones pacíficas, y aunque conoce el uso de la carne, prefiere alimentarse de raíces, bayas y nueces que encuentra por el campo, siendo vegetariano.

Frankestein en el cine

Sin embargo estamos acostumbrados a la imagen de un Frankestein tratado como una criatura grotesca de aspectro desagradable y de inteligencia muy limitada. Su aspecto es imponente, de cráneo alto y aplanado, apariencia cadavérica y en algunas versiones con unos peculiares tornillos en su cuello, que han quedado como un símbolo del personaje. Lleva un traje oscuro, demasiado estrecho y corto para su tamaño. Aunque es muy fuerte, sus andares son rígidos y torpes (en contraposición al Monstruo original, que era ágil y rápido).

Frankestein y los limites de la ciencia

Eticamente hablando se podria decir que el doctor Frankestein crea un ser vivo sin sentirse responsable de su cuidado, sin reflexionar sobre las necesidades y aspiraciones de un ser inteligente y pasional que, a diferencia de los hombres, no necesita matar para comer.

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La novela de Shelley también nos muestra la importancia de la interacción con el medio para la formación de la identidad. Al abandonar a su criatura, el doctor la convierte en el monstruo que teme. Sentirse responsable de sus crímenes es su condena.

Escrita hace doscientos años, en plena Revolución Industrial, Frankenstein nos avisa sobre un mundo en el que la tecnología nos domina. Frankenstein no es una obra anticientífica, sino un relato que nos advierte sobre los peligros de una curiosidad científica sin control. Una historia de ciencia y terror que plantea preguntas que investigadores y ciudadanos siempre tendrán que responder: ¿quién decide qué debe investigarse?, ¿qué límites éticos pueden traspasarse, cuándo, cómo y por qué?

Las advertencias de la novela sobre la responsabilidad de los científicos son hoy más vigentes que hace dos siglos, ahora que nuestros conocimientos genéticos nos permiten resucitar especies extintas y los avances en robótica e informática dibujan un futuro inminente en el que la inteligencia artificial formará parte de nuestra realidad cotidiana.

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