Aokigahara Forest es uno de los más populares del mundo, pero no porque puedas acampar ahí y pasar un buen rato, este bosque es el más oscuro en cuanto a historia, ya que ha sido un lugar lleno de suicidios.
Se ubica en el noroeste del Monte Fuji en Japón y en él existen muchas cuevas que son destinos turísticos. A simple vista se ve normal, pero la historia de este bosque es completamente tétrica, siendo conocido como Suicide Forest.
El origen de su apodo refleja la realidad de este lugar, es el segundo del mundo en donde se han cometido mayor número de suicidios. La muerte merodea entre los árboles y las rocas desde 1988. Muchos se adentraban en el lugar, pero al menos 500 de sus visitantes ya no han vuelto a salir de él. En el 2002 se reportaron 78 suicidios.
El bosque Aokigahara es conocido como “el mejor lugar para morir”. Los estudiosos de lo paranormal en Japón han comentado que dichos suicidios han permeado los árboles generando actividad paranormal que evita que escapen aquellos que exploran el Aokigahara.
Además, por mucho tiempo el bosque fue llamado Sea of Trees, por lo que una vez en el corazón del lugar es muy difícil encontrar la salida o a otra persona, por lo que la policía ha colocado anuncios en los árboles para alertar a la gente.
Lo que sí es un hecho, es que cada año los voluntarios que limpian el lugar han encontrado alrededor de 70 cadáveres, la policía mantiene en secreto el número real de los suicidios cometidos para no hacer más popular el bosque y así evitar curiosos.
Los trabajadores deben llevar los cuerpos a la estación de policía, y es ahí cuando inicia lo peor de su trabajo, al decidir quién velará el cadáver durante la noche, ya que se dice que si el cuerpo es abandonado, es de mala suerte para el yurei (fantasma) de la víctima, sus espíritus gritarán por la madrugada haciendo que los cuerpos se muevan solos.
La popularidad del bosque como un lugar de muerte se le ha atribuido a la novela Black Sea of Trees de Seicho Matsumoto. Sin embargo, la historia de este bosque no está ligada a ella, se cuenta que ahí se practicó ubasute (los ancianos eran abandonados en lugares desolados dejándolos morir ahí) desde el siglo XIX, y las almas enfurecidas de los muertos acechan al Aokigahara.
El silencioso Aokigahara es un mar de árboles y a la vez es un desierto, es muy extraño encontrar alguna forma de vida, nadie sabe por qué la gente va a morir a ese lugar y lo que ocurre durante su estancia en él.