¿Estoy muerto? Taxistas cuentan sus experiencias con pasajeros fantasmales en Japón

La ciudad costera de Ishinomaki fue una de las regiones más gravemente afectadas por el mortal terremoto y tsunami ocurrido el año 2011, que acabó con la vida de casi 16.000 personas en total.

Los taxistas de Ishinomaki, en el noreste de Japón, han informado haber experimentado diversas actividades paranormales a raíz del devastador desastre natural que aconteció el 2011. En cada caso, la historia es similar. Un taxista del noreste de Japón recoge a un pasajero en una de las zonas de la tragedia, enciende el contador y pregunta el destino, a lo que el cliente da una extraña respuesta. En algún momento, una vez el chofer ha iniciado la marcha, da la vuelta para dirigirse al hombre o la mujer, pero se da con la sorpresa de que el pasajero ha desaparecido. Se afirma que fue un «pasajero fantasma» quien, de hecho, murió en el desastre hace cinco años. Al menos siete taxistas en Ishinomaki han informado de una experiencia de este tipo con “pasajeros fantasmas”, según el periódico “The Asahi Shimbun”.

La ciudad costera de la prefectura de Miyagi fue una de las regiones más gravemente afectadas por el mortal tsunami, ya que cobró casi 16.000 víctimas mortales en total. Más de 3,000 residentes de Ishinomaki perdieron la vida en la tragedia, incluidos 70 estudiantes y nueve miembros del personal de la Escuela Primaria Ishinomaki Okawa.En declaraciones a Yuka Kudo, un estudiante de sociología en la Universidad Tohoku Gakuin, un taxista le contó cómo pudo haber visto a uno de estos residentes pocos meses después del desastre natural. El taxista contó que estaba trabajando tranquilamente en la ciudad cuando una mujer vestida con un abrigo subió a su taxi cerca de la estación de Ishinomaki y le dijo: «Por favor, me dirijo al (distrito) de Minamihama». En respuesta, él le comentó que el área estaba «prácticamente vacía» y le preguntó si estaba segura de que deseaba ir allí., entonces la mujer respondió con voz temblorosa: «¿He muerto?». Sumamente desconcertado y asustado hasta los huesos, el chofer se dio vuelta para mirar a su pasajera, pero simplemente había desaparecido.

Otro taxista, de unos cuarenta años, habló de una experiencia similar. Dijo que un joven se subió a su taxi y pidió ir a “Hiyoriyama” (montaña). El cliente no dio más detalles sobre el lugar al que deseaba ir, pero señaló en la dirección en la que el auto debía avanzar. El conductor se dirigió al lugar, pero cuando finalmente se detuvo, se dio cuenta de que el pasajero había desaparecido. Los relatos inquietantes, que se encontraban entre otros siete similares, fueron recopilados por la Sra. Kudo como parte de su tesis de graduación. El estudiante preguntó a más de 100 conductores si habían experimentado algo inusual a raíz del terremoto.La pregunta provocó extrañamente la ira entre algunos de los taxistas, pero otros se mostraron dispuestos a discutir sus encuentros con «pasajeros fantasmas».

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La Sra. Kudo dijo que su investigación sugiere que los conductores creían que estaban recogiendo pasajeros genuinos, porque cada uno de ellos puso en marcha sus medidores. Añadió que la mayoría de los siete taxistas que aceptaron hablar sobre sus misteriosas experiencias notaron que los «fantasmas» eran jóvenes. “Los jóvenes sienten un gran disgusto [por su muerte] cuando no pueden encontrar a las personas que aman”, dijo. “Como quieren transmitir su amargura, es posible que hayan elegido los taxis…como medio para hacerlo”.

Los conductores no sintieron miedo hacia los pasajeros que desaparecían, y uno incluso le reveló a la Sra. Kudo que perdió a un miembro de su familia en el terrible tsunami que azotó la región. Según los informes, otro dijo que volvería a aceptar voluntariamente un fantasma como cliente. El terremoto de magnitud 9 ocurrido el 2011 fue el terremoto más poderoso que jamás haya golpeado a Japón y el cuarto más poderoso del mundo. Desencadenó un tsunami con olas de hasta 40 metros de altura, las cuales destruyeron miles de casas y otros edificios a su paso. Un informe de la Agencia Nacional de Policía de Japón confirmó que 15.893 personas murieron en el desastre. Más de 6.000 resultaron heridos, mientras que una asombrosa cifra de 2.572 siguen desaparecidos.

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