El doctor Lenguas

 

Adaptacion :Erika Gc
Una de las leyendas latinoamericanas más famosas tiene lugar en el Círculo Católico del Uruguay, hospital de la capital uruguaya en el que se dice, ocurrieron los hechos descritos a continuación entre finales de los años 60 e inicios de los 70. Todo comenzó cuando un hombre ingresó acompañado por su pequeño hijo y su esposa, quien a punto de dar a luz, se retorcía en medio de dolores insoportables.
Por desgracia el personal estaba ocupado, así que tuvieron que esperar a que hicieran los preparativos para el parto. Un momento después, apareció un doctor con un grupo de enfermeras, que condujeron a la embarazada a la sala de partos.
El tiempo de espera se le hizo eterno al futuro padre.
Mientras observaba como su primogénito jugaba en el suelo del lugar, sin enterarse de nada, sentía como los nervios estaban a punto de comérselo vivo. Ya habían pasado horas y aún no tenía noticias de su esposa, ¿habría terminado de dar a luz?
En ese momento, un doctor salió del pasillo por el que se habían llevado a su mujer y lo llamó.
—Lamento mucho informarle esto, señor —le dijo, provocando que un mal presentimiento se apoderara de él—, hicimos todo lo que pudimos por su esposa, pero el parto se complicó y tanto ella como el niño fallecieron. A estas alturas ya no hay nada que hacer. Sus cuerpos va a ser trasladado ya para los trámites pertinentes…
Sintiendo como la desesperación hacía mella en su pecho, el pobre hombre se derrumbó y se puso a dar de gritos. Ignorando al médico, corrió hasta la sala donde habían atendido a su mujer, llamándola a gritos. Es entonces cuando otro doctor, al que no había visto antes, apareció de no sabía donde y se presentó ante él como Luis Pedro Lenguas.
—Tranquilícese, señor. Estoy dispuesto a ayudarlo, pero tiene que escucharme —le pidió.
—¿Ayudarme? Nadie puede ayudarme ya —replicó el hombre con amargura.
El médico no obstante, insistió y tras pedirle que esperara unos minutos, volvió a entrar para ver a su esposa. Poco después el pobre marido escuchó el llanto de un bebé y lo que parecía la voz confundida de la joven. Al entrar en el lugar, la encontró viva y con su hijo en brazos. Más del extraño doctor no había ni rastro.
Cuando el médico con el que había hablado antes hizo acto de presencia, se puso pálido al ver con vida a la mujer y su bebé. No se explicaba como era posible, si hacía poco los habían declarado muertos. Cuando quiso hacerle preguntas al hombre, este, furioso, le espetó que no hablaría con nadie más que no fuera el doctor Lenguas.
—¿Con quién? —preguntó el galeno, aún más pálido.
—Con el doctor Luis Pedro Lenguas, ¡él fue quien salvó a mi esposa e hijo!
—¿Habla de él? —el doctor señaló el retrato de un médico en la pared, el mismo que acababa de ayudarlo— Debe haber una equivocación. El doctor Lenguas fundó este hospital en el año 1885 y murió en 1932.

 

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