El nombre Abraxas fue tomado de abra-cadabra. Se le presenta en amuletos con la cabeza de un gallo, pies de dragón y un látigo en la mano.
Según Gustav Davidson (1994), Abraxas es considerado el Supremo Desconocido en la teogonía gnóstica y la fuente de 365 emanaciones en la mitología persa. Su nombre se encuentra en gemas y amuletos, y está asociado con la palabra «abracadabra».1Davidson, Gustav. «Abraxas». Un diccionario de ángeles: incluidos los ángeles caídos. Np: Simon & Schuster, 1994. 8. Imprimir.
Descripción de Abraxas por Tertuliano
Según el Apéndice del De praescriptione haereticorum de Tertuliano (Bajo la prescripción de los herejes), el hereje del siglo II, Basílides, afirmó que Abraxas es la Deidad suprema que creó la Mente (griego: Nous), la Palabra, la Providencia, la Virtud y la Sabiduría. De estos, se dice que Abraxas creó los principados, poderes y ángeles, y los 365 cielos. Uno de estos ángeles, que creó este mundo, fue conocido como el Dios de los judíos; sin embargo, Basílides lo considera un ángel, no un dios. Fue Abraxas, no este Dios judío, quien envió a Cristo en forma de fantasma, no como un ser humano de carne y hueso. Basílides también afirma que fue Simón, no Cristo, quien fue crucificado.
Posteriormente estalló el hereje Basílides. Afirma que hay una Deidad suprema, de nombre Abraxas, por quien fue creada la Mente, a la que en griego llama Nous; que de allí brotó la Palabra; el de Él emitió Providencia, Virtud y Sabiduría; que de éstos posteriormente se hicieron principados, potestades y ángeles; que se produjeron infinitas salidas y procesiones de ángeles; que por estos ángeles se formaron 365 cielos, y el mundo, en honor de Abraxas, cuyo nombre, si se calcula, tiene en sí mismo este número.
Ahora, entre los últimos ángeles, los que hicieron este mundo, coloca al Dios de los judíos último, es decir, el Dios de la ley y de los profetas, a quien niega ser un Dios, pero afirma ser un Dios. ángel. A él, dice, se le asignó la simiente de Abraham, y en consecuencia fue él quien transfirió a los hijos de Israel de la tierra de Egipto a la tierra de Canaán; afirmándolo ser turbulento por encima de los otros ángeles, y en consecuencia dado al frecuente despertar de sediciones y guerras, sí, y al derramamiento de sangre humana.
Cristo, además, afirma haber sido enviado, no por este hacedor del mundo, sino por el Abraxas antes mencionado; y haber venido en un fantasma, y haber sido destituido de la sustancia de la carne: que no fue Él quien padeció entre los judíos, sino que Simón fue crucificado en su lugar; de ahí, nuevamente, no debe haber creencia en el que fue crucificado, para que no se confiese haber creído en Simón. Los martirios, dice, no se deben soportar. La resurrección de la carne la impugna enérgicamente, afirmando que la salvación no ha sido prometida a los cuerpos. 2Tertuliano. «Capítulo I – Herejes más antiguos: Simón el Mago, Menandro, Saturnino, Basílides, Nicolás». Contra todas las herejías. Nuevo adviento. Web. 24 de julio de 2017.
Abraxas y Jung
Carl Jung describió un desarrollo de tres etapas en la percepción humana de Dios. La primera etapa fue que Dios parece indiferenciado. La segunda etapa es la percepción de un Señor benevolente y un diablo maligno en el que cada uno se separa hasta el punto en que el diablo finalmente es desterrado. La etapa final es la integración del Señor y el Diablo. En sus Los siete sermones a los muertos dice:
Abraxas habla esa palabra santificada y maldita que es vida y muerte al mismo tiempo. Abraxas engendra verdad y mentira, bien y mal, luz y oscuridad en la misma palabra y en el mismo acto. Por eso Abraxas es terrible. 3Jung, Carl Gustav. «Sermo II». Los siete sermones a los muertos (Septem Sermones ad Mortuos). Traducido por HG Bayne. 1916. Biblioteca de la Sociedad Gnóstica. Web. 24 de julio de 2017.
Abraxas en el Dictionnaire Infernal
Según Collin de Plancy (1863), Abracax o Abraxas es uno de los dioses de una teogonía asiática, y cuyo nombre se lee en la filacteria Abracadabra. Abraxas está ilustrado en amuletos con la cabeza de un gallo, pies de dragón y un látigo en la mano. Los demonólogos posteriores lo describieron con la cabeza de un rey y serpientes por pies.
Los basilidianos (un grupo de herejes del siglo II) lo veían como el dios supremo porque las letras griegas que formaban su nombre sumaban 365, la cantidad de días en un año. Colocaron debajo de él varios ángeles que presidían los 365 cielos, y a los que atribuían 365 virtudes, una por cada día del año. También afirmaron que Abraxas envió a Jesucristo a la tierra en forma de un fantasma benevolente. 4Collin De Plancy, Jacques Auguste Simon. «Abraxas». Dictionaire Infernal. París: Henri Plon, Imprimeur-Editeur, 1863. 4-5. Archivo de Internet. Web 22 de julio de 2017
Collin de Plancy también describió la palabra «abracadabra» como una palabra de encantamiento persa y sirio que podría curar la fiebre y otras enfermedades. La palabra estaba escrita en forma triangular y se usaba alrededor del cuello.