Las profecías de Rasputin

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Se cree que Grigori Iefimovich Rasputin nace entre 1868 o 1869, en Pokrowskoie, Liberia. Sus padres Iefim Andreievich Resputin y Ana Iegorwna, tuvieron dos hijos: Mischa y el conocido Rasputin.

Pronto Grigori, demostró tener fascinación por lo oculto y facultades adivinatorias…

“Jamás me he atrevido a robar nada. Siempre he creido que todo el mundo lo descubriría, pues me daba cuenta en seguida cuando alguno de mis camaradas robaba. Aún cuando este camarada robara un objeto oculto situado en un lugar distante, yo siempre podía ver el objeto detrás de él”

Pero esa mente extraordinaria no recibió una buena educación, pues no mostraba interés y la evitaba siempre que podía. Aunque por lo que sí demostró ganas, fue por la Biblia, se sentía atraído por la vida de los personajes bíblicos. Cualquier momento era bueno para ojear las sagradas escrituras y aprender de ellas.

A los doce años, su hermano Mixcha cayó al río Tura, y Rasputín sin pensarlo se lanzó de inmediato para salvar su vida. Lo consiguió, pero poco después su hermano moriría a causa de una neumonía.

Entonces Rasputín, contrajo una fiebre de origen desconocido, todos lo atribuían al trauma que estaba pasando por la muerte de su hermano. Recibía visitas de sus vecinos continuamente, ya que era un chico muy querido por todos. Había demostrado un buen hacer como granjero y amante empedernido de los animales, concretamente por los caballos. Sabía cuidarlos como nadie e incluso cuando algún caballo de la zona enfermaba, se le llamaba para que Rasputín lo curara.

Pues bien, mientras Gregori Rasputin estaba convaleciente en su cama pudo escuchar que los campesinos hablaban de un robo. Habían robado el caballo de un humilde vecino del pueblo. De pronto se levantó de su cama, y se fue hacia esa gente que comentaba el robo, y ante el asombro de la gente, se sentó sobre uno de lo campesino allí presentes y empezó a gritar:

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‘¡Arre, arre, Piotr Alexandrovich! ¡Tú eres el ladrón! ¡Tú robaste el caballo!’

Y así fue, pronto el pueblo descubrió que Piotr era el culpable. El pueblo creía que Rasputín, había hecho un milagro, que era un enviado de Dios.

Pero la pérdida de su hermano no sería su única desgracia, pronto perdió a su madre, y la hermosa granja donde vivía por causa de un incendio. Por ello se buscaría la vida como carretero. Fue en esa misma época cuando se dio cuenta del gran éxito que tenía entre las mujeres, y su vida se convirtió en trabajo, sexo y bebida. Hasta que conoció a un monje del monasterio Werkoturie, el cual le convenció para que ingresara como religioso dado sus altos conocimientos sobre la materia. Y así lo hizo, en el monasterio descubrió su verdadera vocación el credo clysti, su verdadera creencia.

Pero Rasputín no estaba hecho para la clausura del convento y volvió a su localidad, aunque eso si, convencido y firme con todas las creencias religiosas adquiridas.

En 1890, contrajo matrimonio con Praskovia del que daría fruto un hijo, pero a los seis meses falleció. Fue en esos días cuando afirmó convencido haber visto a la Virgen Maria. Por ello emprendió camino al monte Athos, para rezar a la Virgen, y así fue su vida durante algunos años, vida de solitaria y peregrinaje.

Tres años después, se decía que un hombre santo y milagroso, y que se adentraba en los bosques para realizar extrañas ceremonias con cruces hechas a mano y jóvenes mujeres a las que hacia participar en orgías y bailes rituales. De él se decía que hacía milagros, como exorcismos a poseídos, adivinaciones futuras comprobadas, incluso se le atribuía el hecho de que lloviese después de una larga sequía.

Cuando a los tres años regresó a su pueblo, la gente descubrió que había llegado un santo. Rasputín aprovechaba esa situación para poder intimar con todas las mujeres que podía, con su poderosa mirada atraía a las mujeres que lo defendían ante las numerosas críticas que recibía, incluso alguien pensó que no era un santo sino el mismísimo anticristo, pero a pesar de todo pronto todos lo conocerían como el Padre Grigori, hombre santo, y gracias a sus milagrosas obras y a sus numerosos viajes su fama se extendió de tal forma, que en la corte imperial del zar Nicolás II se oyó hablar de él. Pues se decía que convertía tierra en rosa, que curaba a paralíticos y que adivinaba el futuro.

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Entonces la zarina Anastasia lo mandó llamar, quería que curara a su hijo Alexis que nació con una grave enfermedad. Cuando Rasputín llegó a palacio visitó al chico y dijo:

‘ Nada temas ya, Alexis’, y pasó su mano por todo el cuerpo del niño, de la cabeza a los pies: ‘¿Ves? Ya he arrojado de tu cuerpo todos los males que te atormentaban’

Seguidamente empezó a contarle historias del lugar donde venía y el niño mejoró de forma extraordinaria. Con lágrimas en los ojos la emperatriz le dio las gracias y Rasputín, hizo la señal de la cruz y dijo: ‘Tu hijo sobrevivirá si tu tienes fe en mi persona’

Así fue como Rasputín llegó a la corte, todos creyeron que era un enviado de Dios.

Pero los comentarios no tardaron en llegar y se decía que Rasputín influía en toda la familia del zar, hasta tal punto que ante la evidencia estos lo negaban. Incluso se decía que se acostaba con las hijas del zar, ya que todas las noches las acompañaba a su habitación y les daba un beso de buenas noches. Aunque bajo el punto de vista de los historiadores, esto no fue así, él no era tonto y fuera de la corte hacía unas cosas pero dentro sabía ponerse sus límites.

Con el tiempo, las acusaciones hacia Rasputin aumentaron. Quien en realidad estaba gobernando la Santa Madre Rusia no eran los zares, sino un burdo campesino sin educación ni modales, que influenciaba a toda la familia real.
Pronto por causa de sus hechos, comenzaron a aparecer enemigos y él hacía destituir a personalidades, influyendo a la familia del zar.

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En 1916, Rasputín entendió que su fin estaba próximo, sabía que moriría asesinado. Un día dijo:

‘Lo he visto todo lleno de sangre de Grandes Duques’

 Y efectivamente, poco tiempo después Rusia se iba a convertir en un gran charco de sangre aristócrata. Más tarde, escribió una carta. El texto íntegro es este:

‘Escribo y dejo detrás de mi esta carta en San Petersburgo. Sospecho que moriré antes del 1 de enero, deseo que el pueblo ruso, el Padre, la Madre rusa y los hijos, la tierra toda de Rusia sepan lo que deben entender. Si me dan muerte asesinos comunes, y particularmente mis hermanos los campesinos rusos, vos, zar de las Rusias, no teneis nada que temer. Continuad en vuestro trono y gobernad; y vos, zar ruso, no tendréis nada que temer por vuestros hijos; ellos reinarán durante siglos en Rusia. Pero si me dan muerte los Boyardos, los nobles, y si derraman mi sangre, sus manos quedarán manchadas entre si y se odiarán, y durante veinticinco años no habrá nobles en el país. Zar de todas las Rusias, si el sonido de una campana os anuncia que Grigori ha sido muerto, debéis saber esto: si son vuestros parientes los que han preparado mi muerte, entonces ninguno de vuestra familia, es decir, ninguno de vuestros hijos o parientes, vivirá más de dos años. El pueblo ruso los matará. Yo me ausento y siento dentro de mi la voz de Dios que me ordena decir al zar de Rusia cómo debe vivir cuando yo haya desaparecido. Debe meditar y proceder con prudencia. Tened siempre en cuenta vuestra seguridad y decid a vuestros parientes que yo he pagado por ellos con mi sangre. Yo soy el que moriré. Ya no me encuentro entre los vivos. Orad, orad, sed fuertes, pensad en vuestra familia.
Grigori’

Poco tiempo después Rasputín fue envenenado y murió, y tal como dijo, tras su muerte el zar perdió su poder.

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