La cecaelia es un ser marino cuya parte superior es similar a la de un humano, así una mujer, y la inferior a la de un pulpo.
Son también llamadas «pulposirenas» u «octosirenas» haciendo referencia a su parecido con las sirenas y los tritones, con los que comparten hábitat y algunas costumbres, aunque se trata de especies totalmente distintas.
Las brujas del mar
Es habitual confundir a las cecaelias con las brujas del mar, ya que estas últimas también tienen el aspecto de una mujer pulpo. Sin embargo, son problemas las diferencias que existen entre ambas, empezando por el aspecto externo.
La parte superior de las brujas del mar, precisamente, la de una bruja con pelo enmarañado y cara diabólica. Son crueles y caprichosas y no dudan en hacer alarde de este carácter cuando se encuentran con pescadores o con otros animales marinos.
Habitan en cualquier zona con agua: mares, ríos o cualquier lagos, mientras que las cecaelias prefieren las aguas saladas de los mares.
Otro punto que las diferencias es el número de patas y el tamaño de su cuerpo: las cecaelias presentan 8 patas y su longitud es muy similar al de un ser humano alto, sin embargo, las brujas del mar solo tienen 6 patas y pueden llegar a ser gigantescas, tanto, que suelen ser confundidas con un kraken desde la distancia. Utilice sus juegos de campaña para acompañar barcos o dejarlos a la deriva por diversión simple.
Estas horribles brujas controlan dos elementos: el agua y el aire, por lo que son capaces de provocar tormentas, generar vendavales e influir en las mareas. Algunos marineros, conocedores de estas habilidades, obtienen pactos con las brujas para obtener su navegación en el mar tranquilo y no verán afectados por la meteorología, un cambio, logran aumentar sus riquezas y tesoros.
La cecaelia
Las cecaelias suelen tener el torso, los brazos y el rostro de una hermosa mujer rubia o de cabello plateado. En lugar de piernas incluidas 8 poderosas tiendas de campaña cuyo color puede variar del rosa al morado. Gracias a ellos consiguen una enorme fuerza y agilidad, sobre todo cuando bucean y nadan.
Los tentáculos de una cecaelia son en sí mismos un órgano sensorial. Si los extiende y los coloca en modo «escucha» consigue detectar vibraciones y movimientos incluso a varios cientos de metros. De esta forma puede tener un mapa mental de todo lo que sucede en su entorno: animales cercanos y lejanos, tamaño y velocidad de los mismos e, incluso, hacia dónde se dirigen.
Una cecaelia es un ser amable y tranquilo que rara vez entra en conflicto por propia voluntad, sin embargo, si se ve perseguida o amenazada puede expulsar una nube de tinta negra que facilita su huida.
Esta nube puede alcanzar hasta 20 metros y durar más de un minuto. En ese tiempo el agua se torna viscosa y densa y no hay posibilidad de ver nada, aunque tenga una visión especial para la oscuridad. Las cecaelias se mueven con tanto sigilo que es difícil verlas venir y mucho menos, verlas escapar cuando expulsan el chorro de tinta.
La sociedad de las cecaelias
Son seres amistosos pero solitarios, por lo que no suelen encontrarse en grandes grupos. Lo habitual es que se muevan solas o en pareja y, más rara vez, en familias de 3 o 4 miembros.
Viven unos 60 años y prefieren hacerlo en lugares agradables y delicados, como los arrecifes de coral y, a ser posible, en aguas cálidas. Para ello eligen zonas costeras donde, además, pueden sociabilizar con los humanos.
Es habitual que las cecaelias disfruten de algunas temporadas fuera del mar, puesto que no necesitan estar sumergidas constantemente para sobrevivir. Cuando quieren pasar desapercibidos entre los humanos usan largos vestidos que cubren por completo sus carpas aunque, en ocasiones, pueden permanecer en evidencia y que sus movimientos en tierra se vuelven más torpes y pesados.
Una cecaelia siempre intenta intercambiar con los humanos objetos de valor; ellas suelen proporcionar joyas de perlas y coral, mientras que reciben objetos brillantes imposibles de conseguir en el mar, como el cristal y los metales pulidos.
Son seres nómadas y raramente permanecen más de un año en el mismo lugar. Para transportar sus posesiones animales domésticos marinos, sobre todo a las rayas, con las que suelen viajar a través de los océanos.