**Apatacion: Erika GC
El instituto de Midori era uno de los más reconocidos en la ciudad de Tokio. Profesores estrictos, un montón de actividades extracurriculares y canchas enormes junto con su propio auditorio escolar. Pero como suele ocurrir con cualquier escuela de secundaria, aquella tampoco estaba exenta de tener sus propias leyendas. Rumores inventados probablemente por los alumnos de último año, para asustar a los más jóvenes.
Midori nunca había hecho caso de ellos hasta que un día, durante un receso, entró a los baños del segundo piso. Eran los menos frecuentados del lugar por una razón que ella no recordaba. Pero odiaba encontrar el resto tan repletos a esa hora.
Se encerró en el último cubículo para hacerlo suyo y mientras se sentaba sobre el inodoro, no pudo evitar acordarse de una de las leyendas más populares en la escuela. La del fantasma Aka Manto.
Aka Manto era un espíritu que se aparecía en los baños de los estudiantes. Nadie sabía porque o donde había comenzado dicho fenómeno. Solo ocurría. Lo hacía justo cuando alguien se encontraba distraído dentro de algún cubículo y siempre se presentaba con la misma pregunta:
—¿Quieres papel rojo o azul?
De la respuesta del infortunado dependía salvar su vida.
Quienes optaban por el papel rojo sufrían un corte profundo en la garganta, que los hacía desangrarse hasta morir, con las ropas vueltas de un color carmín al igual que su sangre. En cambio los que elegían el azul, eran estrangulados por Aka Manto de tal manera que el rostro se les ponía violeta.
Si te atrevías a engañar al fantasma pronunciando algún otro color, eras arrastrado con él hacia una dimensión desconocida; probablemente el infierno donde habitaba.
La única manera de sobrevivir a la trampa de este ser, era rechazando todo cuanto ofreciera. Aka Manto era muy astuto y trataría por todos los medios de hacer que eligieras alguna tonalidad de papel. Pero si tus respuestas eran siempre evasivas, eventualmente se cansaría y terminaría dejándote solo.
Había en el colegio muchos alumnos que por hacerse los interesantes, habían afirmado haberse encontrado con Aka Manto.
Otros, mucho peores en sus habladurías, afirmaban que los estudiantes que se habían ido de un momento a otro a mitad de curso, en realidad habían sido arrastrados por Aka Manto hacia su dimensión oscura. Los adolescentes eran los peores a la hora de inventar falacias.
—Vaya tontería —se dijo ella sonriendo petulantemente.
Un silencio total se había apoderado del baño. No se escuchaba el menor sonido, ni siquiera de las llaves o alguna puerta en los cubículos restantes.
Midori se encontraba pensando en lo raro que era esto cuando tuvo un mal presentimiento.
En ese momento, un escalofrío le recorrió la columna vertebral. Una mano larga y huesuda surgió por debajo de la puerta del cubículo, extendiéndose hacia ella con sus uñas largas y sucias. No veía los pies de nadie al otro lado. Entonces una voz que la paralizó por completo le hizo una pregunta:
—¿Quieres papel rojo o azul?