El hombre angustiado

 
Sean Robinson es un hombre de Lawson Street, Edimburgo, que tiene una macabra historia que contar. Su anécdota es tan lúgubre e inexplicable, que ya ha ocasionado conmoción en Internet. Todo comenzó el día en que este sujeto recibió un regalo de parte de su abuela. Se trataba de un cuadro muy peculiar, que mostraba el rostro de un hombre con la boca y los ojos abiertos de par en par. Aunque su expresión dejaba asomar la más terrible angustia, desde el principio hizo que Sean se sintiera fascinado.
La anciana le explicó que había sido pintado por un artista desconocido, el cual utilizo su propia sangre para realizarlo antes de suicidarse, debido a la profunda depresión que lo atormentaba.
A pesar de que a Sean le gustaba la pintura, su esposa afirmaba que el objeto le hacía experimentar un horrible sentimiento de ansiedad, por lo que le pidió que la apartara de su vista. Al principio dejaron el cuadro olvidado en el garaje de los padres de Sean, donde se quedó olvidado por un buen tiempo. Poco después, al estar haciendo limpieza en el lugar y reencontrarse con la pintura, Sean tomó la decisión de volver a llevarla a casa y colgarla en la habitación de invitados.
Desde ese momento, su familia y él fueron presas de extraños fenómenos paranormales.
Por las noches escuchaban ruidos extraños proviniendo de aquel dormitorio, golpes, arañazos en la pared, cosas que se caían e incluso, escalofriantes llantos y gemidos. El perro de la familia comenzó a quedarse de pie frente a la puerta, gruñendo y pronto dejó de subir a la planta alta de la casa, como si le temiera a algo invisible.
Sean aseguró haber visto en varios ocasiones, la silueta de un hombre que se encontraba en el dormitorio. Poco a poco, la tranquila rutina familiar se convirtió en un caos.
Cierta noche, cuando su esposa se fue a dormir temprano, sintió como alguien entraba en la habitación y se acostaba a su lado. Ella esperaba encontrarse con su marido pero en lugar de eso, soltó un grito de terror al distinguir a un tipo alto y desconocido, que desapareció al instante. En otra ocasión, uno de los hijos del matrimonio sufrió una caída de las escaleras al sentir como unas manos invisibles lo empujaban por detrás. Sean había colocado el cuadro cerca de ahí, sin que nadie en la casa lo supiera.
Finalmente, Sean optó por guardar la pintura en el sótano, donde de tanto en tanto siguen ocurriendo sucesos extraños.
Hasta el día de hoy, él asegura no tener explicación para los hechos insólitos que siguen ocurriendo en su casa. Ha intentado rastrear el paradero del autor del cuadro sin éxito y compartido su historia en YouTube, por si diera la casualidad de que alguien reconociera la pintura.
No fue así, aunque varios internautas han manifestado su interés en comprarla. Sean prefiere no venderla por el momento. Está convencido de que un espíritu ligado al objeto intenta comunicarse con ellos. Y tarde o temprano descifrarán su mensaje.

 

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