El visitante de las 3:33 (relato de un lector)
No soy de creer en cosas paranormales, y probablemente tampoco me creas tú a mí. Pero necesitaba contar esto en algún sitio, porque llevo meses sin poder dormir, y cada noche… cada maldita noche… lo vuelvo a sentir.
Todo empezó en abril, poco después de mudarme a un piso viejo que heredé de mis abuelos. Es un primero sin ascensor, de esos con suelo de madera que cruje, techos altos y ventanas que dejan pasar el viento hasta cuando están cerradas.
La primera semana fue normal. Algo de frío por las noches, algún ruido de los vecinos, lo típico. Pero una madrugada desperté sin motivo, y al mirar el reloj, marcaba 3:33.
No me pareció raro. Me levanté, fui al baño, volví a la cama.
A la noche siguiente, exactamente a la misma hora, me desperté otra vez. Y al tercer día, otra vez a las 3:33. Sin despertador. Sin ruidos. Solo… una sensación de inquietud.
Entonces empecé a fijarme en un detalle extraño: cada vez que me despertaba, tenía la sensación de que no estaba solo en la habitación. Y no es una forma de hablar. Lo sentía. Como si algo o alguien me observara desde un rincón.
La cuarta noche fue peor. Me desperté paralizado. No podía moverme. Solo podía mirar hacia el armario empotrado que tengo frente a la cama. La puerta estaba cerrada, pero juro que vi algo moverse detrás, como si una sombra pasara de un lado a otro dentro del armario.
Sentí cómo el colchón se hundía ligeramente, como si alguien se sentara a mis pies. Me temblaba el cuerpo por dentro, pero no podía hacer nada. Ni gritar. Ni cerrar los ojos. Ni mirar hacia otro lado.
Cuando por fin logré moverme, encendí la luz. No había nadie. Pero el reloj seguía ahí: 3:33.
Desde entonces me cuesta dormir. Duermo con la luz encendida. A veces me tomo algo para no despertarme a esa hora. Pero si me olvido… el patrón se repite.
En una ocasión llegué a dejar una cámara grabando mientras dormía. La batería se agotó justo a las 3:30. Cuando revisé el vídeo, no se veía nada raro. Pero al final de la grabación… hay un leve susurro. Algo que suena como una risa baja, ronca. No tengo explicación.
He hablado con médicos, me dicen que puede ser estrés, parálisis del sueño, imaginación. Pero eso no explica los arañazos que aparecieron una noche en la parte interna de la puerta del armario. Yo vivo solo. No tengo mascotas. No tengo razón para hacerme esto a mí mismo.
¿Será todo producto de la sugestión? Tal vez. Pero ¿y si no lo es?
Si alguna vez te despiertas a las 3:33 y sientes que alguien te observa… no mires hacia el armario. De verdad. No mires.
(Relato anónimo enviado por un lector de LasHistoriasDeTerror.com)