Pigmalión y Galatea

Pigmalio y Galatea de Alicia Brizzio

Pigmalion fue un importante rey de Chipre, además de sabio y bondadoso, Pigmalion era un gran escultor, gastaba gran parte de su tiempo en crear hermosas esculturas  y a menudo se quedaba hasta tarde trabajando en ellas, lo cual inquietaba a sus súbditos quienes veían como a menudo su rey gastaba su tiempo libre en sus obra sin encontrar tiempo para buscar esposa y así poder traer descendientes. 

Un día Pigmalion se decidió a crear la mas hermosa de sus obras, una mujer ideal, cuya belleza fuera inigualable, pasó día y noche trabajando en su obra hasta que por fin la termino, hizo una doncella tan hermosa que casi llego a enamorarse de ella, la vistió con las mejores ropas y la adornó con hermosas joyas, iba todas las noches a visitarla imaginando como seria aquella joven si viviera, tanto se obsesiono por ella que incluso la puso un nombre, la llamó Galatea. 

Pigmalión besa a Galatea
y la estatua cobra vida.

Al cabo de un tiempo, Pigmalion asistió a una fiesta en honor de Afrodita, se encontraba pensando en Galatea cuando de pronto delante de todos se puso a rezar a la estatua de Afrodita suplicandola que diera vida a su Galatea, estuvo así algo de tiempo pero al no obtener ninguna respuesta de Afrodita decidió darlo por perdido y salio de la fiesta entre las burlas y el asombro de todos, volviendo a su taller con gran tristeza; sin embargo no vio que la estatua de Afrodita a la que rezaba justo antes de marcharse le había sonreído al oír sus oraciones.

Cuando por fin Pigmalion regreso a su taller, se acerco a su obra lleno de tristeza pensando en ella ya como en un sueño imposible, la beso en los labios y al hacer esto no sintió el frio marfil, sino los calidos labios de una mujer, sorprendido quiso abrazarla y besarla de nuevo lleno de pasión y fue en este preciso instante cuando Galatea cobro vida,  se volvió de carne y hueso y se enamoró perdidamente de su creador que durante tanto tiempo la había ido a visitar y tantas veces había hablado con ella aun cuando ella no era sino una estatua, bajó del pedestal y Pigmalion no pudo evitar preguntarla si deseaba convertirse en su reina, la reina de Chipre, a lo que Galatea respondió que tan solo deseaba ser su esposa, se casaron y como el pueblo deseaba tuvieron varios hijos, entre ellos una hermosa hija llamada Pafo, ambos reinaron felizmente y se convirtieron en los mas fieles seguidores de Afrodita.

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Pigmalión y Galatea de Jean León Gero (1890)

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