Las profecias de Julio Verne

Julio Verne, además de ser el padre de la ciencia ficción. Describió en sus novelas, mundos futuros en los que aparatos impensables para la época hacían que la vida fuera más sencilla para el hombre. Pero todo lo que imaginó luego sucedió, lo que nos lleva a observar el carácter profético de sus novelas.

¿Fue un profeta? ¿Tuvo visiones del futuro? ¿Era un visionario genial?, o tal vez Julio Verne fue un iniciado, una persona que estaba en el conocimiento de secretos que sólo se transmiten de maestro a alumno, o estuvo en contacto con seres que algunos podrían considerar como extraterrestres en la actualidad.

Pero, ¿por qué se afirma esto? pues por sus propias novelas, aunque parezca increíble, en el siglo XXI.

Sea como fuere, Julio Verne sigue asombrando, por sus certeras predicciones, El viaje a la luna, Internet, el fax.. Todo lo vio con más de un siglo de antelación… Adivinó que las grandes ciudades del futuro estarían iluminadas por luces eléctricas de gran potencia.

Profetizó la llegada del hombre a la Luna un siglo antes de que el Apolo 11 la hiciera realidad.

En París en el siglo XX, predijo la existencia de un tren metropolitano que, con diferentes líneas, recorrería la capital francesa.

En 1863, adelantó la existencia, a finales de nuestra centuria, de un equivalente al actual correo electrónico. Habló de un sistema de comunicación a distancia automatico y secreto.

El Nautilus (Ideado en 1870) con el que el Capitán Nemo navegaba bajo los mares del mundo es similar al primer submarino atómico construido por los Estados Unidos en el año 1955.

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Sobre los viajes a la luna, estimó la longitud y el diámetro de su bala de cañón en cifras casi idénticas a la cápsula norteamericana. También fijó la velocidad de «escape» en unos 11.000m/s, con poco error a la velocidad verdadera.

Para Julio Verne la ubicación de su «cañón sideral» en el momento del disparo debía estar en algún país que se extienda entre los 28 grados al norte y los 28 grados al sur del Ecuador. El paralelo 28 de latitud norte cruza el continente americano un poco más abajo de Cabo Kennedy.

El sitio de lanzamiento para la ficción de Julio Verne estaba a menos de 140 millas del lugar real donde se hizo el lanzamiento del Apollo II,»

Acertó al anticipar el vuelo experimental de los perros en la investigación astronáutica; y que sean precisamente tres los viajeros del espacio que él se inventa, lo mismo que ocurriera un siglo después con los tripulantes del «Apollo», y que sus tres protagonistas caigan a la Tierra en un punto del Océano Pacífico casi exacto al que fue escenario del amerizaje de Amstrong, Aldrin y Collin.

El estado de ingravidez en el espacio exterior lo imaginó con una certeza y una serie de detalles reales que asombran; y también pensó que sería Estados Unidos quien lograra la gran hazaña. Por eso colocó en su bala a dos norteamericanos y un francés…con poco error ya que dos de los tripulantes del triunfal viaje a la Luna son norteamericanos y uno, Collins, es nacido en Roma. Es decir, no es estadounidense sino latino (siquiera por el lugar de nacimiento).

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El idioma que hablan los tripulantes del Nautilus (una mezcla de todas las lenguas) es anterior a la creación del esperanto.

Los buzos con escafandra.

El electroimán que anuncia el motor eléctrico.

La campana submarina que antecede al batiscafo del Dr Piccard.

La pesca submarina.

El aprovechamiento de la energía de mar.

El automóvil.

Los rascacielos.

Verne leyó en 1891 La Jornada de un periodista en el año 2889 en la Academia de Amiens, en ese escrito habla de: la televisión, fotografía color, máquinas registradoras y de calcular, el fonoteléfono.

Pero basta solamente leer el libro «París en el siglo XX» para encontrar las siguientes predicciones:

Verne sitúa la acción en el París de 1960 y «ve» así la capital francesa:

-«los ferrocarriles pasarán de las manos de los particulares a las del Estado».

-«Aunque ya nadie leía, todo el mundo sabía leer»

-«No había hijo de artesano ambicioso, de campesino desplazado, que no pretendiera un puesto en la Administración».

-«El latín y el griego no sólo eran lenguas muertas, sino enterradas».

-«¡qué posición en cambio la de los señores titulares de ciencias y cuán distinguidos eran sus emonumentos!»

-«La mayor parte de los innumerables coches que surcaban la calzada de los bulevares lo hacían sin caballos; se movían por una fuerza invisible, mediante un motor de aire dilatado por la combustión del gas».

-«Tiendas ricas como palacios donde la luz se expandía en blancas radiaciones, esas vías de comunicación amplias como plazas, esas plazas vastas como llanuras, esos hoteles inmensos…»

-«Lo importante no era alimentarse, sino ganar con qué alimentarse».

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-«Serás mayor de edad a los dieciocho».

-«Se comprende que en esa época de negocios el consumo de papel aumentase en proporciones inesperadas (…); los bosques ya no servían para calefacción, sino para la impresión».

-«…ya no hay mujeres (…) se han pasado al género masculino y ya no merecen la mirada de un artista ni la atención de un amante».

-«…¡Concierto eléctrico! ¡Y qué instrumentos! (…) doscientos pianos comunicados entre sí a través de una corriente eléctrica tocaban juntos de la mano de un solo artista».

-«Ya no cortaban la cabeza a nadie. Le fulminaban con una descarga».

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