Trata de un chico (pongámosle SERGIO) que está de marcha en la discoteca con sus amigos. En medio de todo el alboroto ve a una chica espectacular: cabellos rubios y largos, aspecto agradable (como de ser la mejor persona del mundo) y una especie de encanto al que era imposible resistirse.
Al sentirse tan atraído y después de pensarlo un buen rato decide hablar con ella. A los pocos minutos están hablando como si se conocieran de toda la vida. Pero lo que más le sorprende, es que cada minuto que pasa se siente aún más atraído. Cuando llega la hora de irse se ofrece a acompañarla a su casa, y ella no dice nada, sólo sonríe, y sonríe…
Por el camino ella tiene frío, y SERGIO no puede negarse a prestarle su chaqueta.
Cuando llegan al portal de casa de la chica (pongámosle de nombre MÓNICA), no puede aguantar más y le da el beso más tierno y sincero que se pueda imaginar. Después de esto le propone quedar para el día siguiente, y «MÓNICA» le dice que lo siente, pero que no podrá ser. Él intenta buscar mil y una explicaciones, pero ninguna le da. Lo único que dice es que ya se pondrá en contacto con él y que pase lo que pase nunca le olvidará.
Al día siguiente SERGIO va a su casa, pues le había dejado su chaqueta y quería recuperarla, aunque lo que más bien quería era un motivo para volver a ver a la chica de quien se había enamorado.
Al llamar a la puerta, le abre una mujer mayor. Y pregunta:
– ¿Está MÓNICA?
– ¿Quién dices? -le responde.
– Sí, que si está MÓNICA. Verá: es que soy un amigo suyo y ayer le presté mi chaqueta, y venía a que me la devolviera.
– Perdona chico, pero creo que estás equivocado. La única persona más cercana que conozco que se llame MÓNICA es mi nieta, pero falleció hace 2 años en un accidente de tráfico.-le dice la mujer.
SERGIO no puede creer lo que ha escuchado, e intenta aclarar el tema:
– Señora, eso es imposible; porque ayer mismo, como ya le he dicho antes, yo estuve con su nieta y le presté mi chaqueta.
La mujer, ya desesperada, le enseña una foto de MÓNICA y le dice:
– ¿Es ésta la chica de ayer?
– Sí, es ella! -dice SERGIO asombrado.
– Pues si aún no estas convencido, ves al cementerio y encontrarás la lápida y tumba de mi querida nieta.
SERGIO, seguro de que todo se trata de una broma pesada le hace caso y coge el camino hacia el cementerio. Y cuando llega no puede creer lo que ven sus ojos: la lápida de MÓNICA… y encima…SU CHAQUETA!