El Misterio del Pequeño Albert de 1920: Un Experimento que Desafía la Ética

El cruel experimento del pequeño Albert

En el vasto abismo de la psicología y la ética, existe una historia que ha dejado una sombra oscura sobre el campo de la investigación. El caso del «Pequeño Albert», un niño de tan solo 11 meses, es una narrativa aterradora que se desarrolló en 1920 y que aún sigue intrigando y perturbando a quienes se aventuran a explorar sus detalles. En este artículo, desentrañaremos el enigma detrás del Pequeño Albert y su participación en un experimento que desafía los límites de la ética.

El cruel experimento del pequeño Albert

El Experimento Macabro

El experimento del Pequeño Albert fue llevado a cabo por el psicólogo John B. Watson en el Instituto de Investigación Psicológica de la Universidad Johns Hopkins. El objetivo era demostrar la teoría del condicionamiento clásico, que sostiene que los humanos pueden desarrollar miedos condicionados a través de la asociación de estímulos.

El sujeto de este experimento era un niño llamado Albert, que inicialmente no tenía miedo a los animales, incluido un adorable conejo blanco. Pero Watson, en un giro macabro, expuso al niño al conejo blanco y, al mismo tiempo, hizo sonar un ruido estruendoso detrás de él. El resultado fue un trauma profundo: Albert desarrolló un miedo incontrolable hacia el conejo y otros objetos similares.

El Destino Desconocido de Albert

El destino de Albert después del experimento es un misterio. No se sabe con certeza qué ocurrió con él una vez que el experimento concluyó. Algunos informes sugieren que el niño pudo haber sido adoptado por una familia que no estaba al tanto de su historia. Sea cual sea el destino de Albert, su vida fue marcada por el cruel experimento al que fue sometido.

El cruel experimento del pequeño Albert

Las Implicaciones Éticas

El caso del Pequeño Albert plantea cuestionamientos profundos sobre la ética en la investigación psicológica. El experimento se llevó a cabo sin el consentimiento informado de los padres de Albert, lo que plantea preocupaciones sobre la protección de los derechos de los participantes en investigaciones. Además, el trauma infligido al niño plantea preguntas sobre los límites de lo ético en la búsqueda del conocimiento científico.

Un Enigma No Resuelto

El destino de Albert, su identidad real y los efectos a largo plazo del experimento siguen siendo desconocidos. El misterio que rodea al Pequeño Albert ha impulsado debates sobre la ética en la investigación psicológica y ha dejado una huella indeleble en la historia de la psicología.

El caso del Pequeño Albert es una historia inquietante que nos recuerda que el conocimiento y el progreso científico a veces se han logrado a expensas de la ética y la humanidad. A medida que exploramos los horrores de este experimento, debemos asegurarnos de que la ética y la moral guíen nuestros pasos en el camino del conocimiento, de lo contrario, podríamos perder nuestra humanidad en la búsqueda del saber.

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